Aunque aún no se han descartado todas las hipótesis, existe consenso científico en que el origen del coronavirus es de tipo zoonótico, por tanto, está estrechamente ligado al estado medioambiental, la salud del planeta y las especies que en el habitan. El año 2021 está destacando por marcar una clara agenda verde que tiene bastante que ver con futuras pandemias y crisis similares.

A pesar de la parada de actividad que supuso la crisis del coronavirus en 2020, el calentamiento global y el efecto invernadero siguen avanzando provocando el aumento paulatino de la temperatura en el planeta.

Es por tanto momento de reflexión, de retrospectiva y de aprender sobre lo ocurrido para brindar un mejor futuro, futuro que depende en gran medida de adoptar de una vez por todas un compromiso firme con el cuidado del medio ambiente.

“La única respuesta es que si no cambiamos nuestro estilo de vida, si no dejamos de depender de la energía fósil, del petróleo, nuestra sociedad va a colapsar. No hay recursos infinitos.»

Jane Goodall

Origen del coronavirus: Zoonosis

Según la OMS (Organización Mundial de la salud), una zoonosis es una enfermedad infecciosa que ha pasado de ser un animal no humano (generalmente vertebrados) a un humano.

Rutas de transmisión de las enfermedades zoonóticas. Las zoonosis son enfermedades infecciosas que pueden transmitirse de animales a humanos, pero también de humanos a animales. Fuente: London School of Hygiene and Tropical Medicine.

Los patógenos zoonóticos pueden ser bacterianos, virales o parasitarios, o pueden involucrar agentes no convencionales y pueden propagarse a los humanos a través del contacto directo o a través de los alimentos, el agua o el medio ambiente. Representan un importante problema de salud pública en todo el mundo debido a nuestra estrecha relación con los animales en la agricultura, como compañeros y en el medio natural. Las zoonosis también pueden causar interrupciones en la producción y el comercio de productos animales para alimentos y otros usos.

Las zoonosis comprenden un gran porcentaje de todas las enfermedades infecciosas recientemente identificadas, así como muchas de las existentes. Algunas enfermedades, como el VIH, comienzan como una zoonosis pero luego se transforman en cepas solo para humanos. Otras zoonosis pueden causar brotes recurrentes de enfermedades, como la enfermedad por el virus del Ébola y la salmonelosis. Otros, como el nuevo coronavirus que causa COVID-19, tienen el potencial de causar pandemias globales.

Factores contribuyentes

Un reciente informe del Enviroment Program de la ONU señala que la destrucción de ecosistemas provocada por el ser humano está directamente relacionada con la aparición y propagación de enfermedades zoonóticas.

En el informe se detalla que numerosos estudios llevados a cabo sobre la aparición de las zoonosis señalan los siete factores siguientes como desencadenantes y/o contribuyentes:

  • La demanda de proteína animal en aumento.
  • La agricultura intensiva insostenible.
  • Incremento de la explotación de la vida salvaje.
  • La utilización insostenible de los recursos naturales acelerada por la urbanización, el cambio de uso del suelo y las industrias extractivas.
  • La intensificación de los desplazamientos y transporte.
  • Los cambios en las cadenas de suministro de alimentos.
  • El cambio climático.

Muchos de estos factores se están produciendo ahora de forma simultánea en diferentes lugares, lo que amplifica sus efectos. Otras fuentes y publicaciones científicas apoyan los estudios de la ONU; Kate Jones, presidenta de ecología y biodiversidad de la UCL (London’s Global University), califica a las enfermedades infecciosas emergentes de origen animal como una «amenaza creciente y muy significativa para la salud, la seguridad y las economías mundiales».

Cada vez más, dice Jones, estas enfermedades zoonóticas están relacionadas con el cambio ambiental y el comportamiento humano. La alteración de los bosques primigenios provocada por la tala, la minería, la construcción de carreteras a través de lugares remotos, la rápida urbanización y el crecimiento de la población está acercando a las personas a un contacto más cercano con especies animales con las que nunca antes habían convivido.

La transmisión resultante de enfermedades de la vida silvestre a los humanos, dice, es ahora “un costo oculto del desarrollo económico humano. Somos muchos más, en todos los entornos. Estamos entrando en lugares en gran parte tranquilos y expuestos cada vez más. Estamos creando hábitats donde los virus se transmiten con mayor facilidad, y luego nos sorprende que tengamos otros nuevos.

El IPBES (Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity an Ecosystem Services) también publicó un informe donde igualmente concluía que la destrucción de ecosistemas por obra del ser humano aumenta las probabilidades de zoonosis y por tanto de pandemias globales. Añade además, que debido a esa destrucción acelerada las epidemias y pandemias son y serán cada vez mas habituales.

Impresión 3D de una proteína de pico y una partícula de virus Covid-19. En el modelo de virus (detrás), la superficie del virus (azul) está cubierta con proteínas de punta (rojo) que permiten que el virus ingrese e infecte células humanas. Fotografía: Institutos Nacionales de Salud / AFP a través de Getty Images

Prevención de futuras pandemias

En el mismo informe del IPBES se señala la importancia de un cambio de estrategia, hasta el momento las medidas en materia de prevención ante futuras pandemias eran prácticamente inexistentes.

“Nuestro enfoque habitual para las pandemias se basa en la contención y el control después de que haya surgido una enfermedad, y principalmente en enfoques reduccionistas para el desarrollo de vacunas y terapias en lugar de reducir los factores que impulsan el riesgo de una pandemia para prevenirlos antes de que emerjan.

Además, el desarrollo de vacunas y terapias depende del acceso a la diversidad de organismos, moléculas y genes que se encuentran en la naturaleza.»

Por tanto, si no nos preocupamos de mejorar la situación medioambiental y seguimos destruyendo ecosistemas tendremos muchas menos posibilidades de encontrar futuras vacunas y fármacos útiles, reduciendo paulatinamente nuevos campos de investigación.

Es de vital importancia aprender de la experiencia y un cambio en el pensamiento general para empezar a comprender que el cambio climático y la acción humana afectan directamente a nuestro futuro de una forma clara y demostrable, como apuntan estos informes y muchísimas publicaciones de científicos y epidemiólogos en medios internacionales. Según estos, es imprescindible anticiparse a los factores contribuyentes y mejorar la situación general actual.

Como herramienta de enfoque, podemos echar un vistazo a footprintnetwork.org, quienes se encargan de las métricas y tratamiento de datos relativos a la Huella Ecológica y su campaña Earth Overshoot Day, que desde el año 2006 usa esos datos para marcar la fecha en que la humanidad ha utilizado más de la naturaleza de lo que nuestro planeta puede renovar en todo el año.

En 2021, el día 29 de julio la tierra consumió la totalidad de los recursos que podría regenerar el planeta conforme a su ciclo vital y se calcula que estamos consumiendo de más el equivalente a lo que debería haberse consumido para el año 2045.
Si conseguimos reducir la fecha 5 días al año, la humanidad utilizará menos de una Tierra antes de 2050. Si cambiamos la fecha 10 días al año, cumpliremos con los objetivos más recientes del IPCC para 2030.

2021: Un año para el cambio

Como contábamos en nuestra anterior entrada, el año 2020 supuso un récord en descenso de emisiones debido al descenso de actividad que trajeron la pandemia y los confinamientos, sin embargo, para que estas reducciones tengan algo de peso en el cómputo global de emisiones deberíamos mantener cifras similares durante al menos los próximos 5 años.

Este objetivo es tan solo uno de los tantos propuestos este año por diversos gobiernos y administraciones que han visto la relación existente entre las enfermedades y el estado medioambiental. Sería pues lógico aprovechar las nuevas conciencias y hábitos de vida creados a partir de la pandemia para mejorar a partir de este momento. Esta diversidad de propuestas así como el buen estado actual de los ecosistemas que permanecen limpios desde el año pasado hacen de 2021 el año ideal para dar el pistoletazo de salida hacia un futuro más verde.

  • La crucial conferencia climática. En noviembre de 2021, los líderes mundiales se reunirán en Glasgow, Escocia, para trabajar en el sucesor del histórico Acuerdo de París de 2015.

  • Reducción de combustibles fósiles. La agencia internacional de la energía propone en su informe “Net Zero by 2050” prohibir los coches nuevos de combustión en 2035 poniendo el foco en la descarbonización de los transportes.

  • El Pacto Europeo por el Clima. Una iniciativa que ayuda a las comunidades a compartir y aplicar medidas para luchar contra el cambio climático, o en el compromiso sobre el consumo ecológico.

  • El nuevo paquete verde Fit For 55. La Comisión presenta las herramientas legislativas para cumplir los objetivos acordados en la Ley climática europea y convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro del mundo.

  • Primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética de España. Su aprobación en el Congreso de los Diputados establece los objetivos para alcanzar la plena descarbonización de la economía antes de 2050.

Compensa tu huella de carbono

Hemos visto la relación del estado medioambiental con las pandemias así como la implicación de gobiernos y administraciones con proyectos de recuperación y mejora, es por tanto un momento crucial para reducir nuestras emisiones y/o compensarlas.

En el caso de la reforestación, solemos hacer el cálculo de compensación y la proyección de bosques y recuperación de ecosistemas a aproximadamente 30 años; teniendo en cuenta que la mayoría de objetivos de recuperación y descarbonización comentados se han propuesto como fecha crucial el año 2050, este 2021 es un momento ideal para empezar a plantar.

En Bosquia, te asesoramos y ayudamos a reforestar de forma profesional, con árboles autóctonos y cálculo de compensación. Como punto de partida, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio tiene una relación completa de coches y sus emisiones contaminantes.

Puedes compensar tus emisiones de forma económica con 4 árboles (10.000 km. para vehículos que emiten 120 g CO2 por km.), 8 árboles (20.000 km. para vehículos que emiten 120 g CO2 por km.) y 12 árboles (30.000 km. para vehículos que emiten 120 g CO2 por km.).

Si tienes una empresa y quieres desarrollar acciones de Responsabilidad Social Corporativa o calcular como compensar el carbono de tu actividad, solo tienes que consultarnos y estaremos encantados de orientarte.